VACACIONES DE NAVIDAD: CAMBIO DE RUTINAS

 

Cuando llegan las vacaciones de Navidad los niños neurotípicos y autistas, y sus familias, se enfrentan a más de quince días de cambio de rutinas habitual.

Según la flexibilidad mental del niño o niña para aceptar esos cambios, el periodo de adaptación puede ser más o menos difícil, por ello es conveniente establecer, dentro de lo posible, unas nuevas rutinas flexibles y seguir en ambientes estructurados.

Si no tienen clases con el logopeda, hay que seguir trabajando sus necesidades mediante juegos y siempre que se pueda, dedicarle un pequeño tiempo al día al repaso de las asignaturas del cole.

Todos tendemos a seguir ciertas rutinas diarias y en estos días en los que habrá sorpresas, regalos, visitas a familiares, ruidos de cohetes y una mayor exposición a efectos lumínicos, será conveniente anticipar, en la medida de lo posible, todo lo nuevo que esté por venir.

A los niños con hipersensibilidad a los ruidos fuertes se les puede ayudar con cascos auditivos y evitarles momentos difíciles si no son de su agrado. No todos los niños disfrutan en ciertos ambientes lúdicos en los que hay una gran exposición de elementos sensoriales que pueden sentir como agresiones.

Hay niños que los toleran mejor, pero después de un rato sometidos a esos entornos estresantes cargados de estímulos nuevos e impredecibles, puede que entren en crisis, que no es más que una “liberación emocional” por la sensación de ira, confusión y frustración. Esto además puede derivar a conductas no deseadas, autolesiones, gritos, llantos.

Por lo tanto, es deseable que puedan adaptarse a su entorno real, pero no forzarles.

Es posible que el niño busque un lugar apartado y oscuro, puede que se cubra con mantas mientras juega con su tablet, o puede que se meta en el cuarto de baño y encuentre allí un refugio.

Puede que tu hijo no tenga hipersensibilidad y al cabo de un tiempo la desarrolle hacia ciertos elementos y a la inversa.

De cualquier forma, son días sin cole que pueden aprovecharse para hacer actividades al aire libre, excursiones y pasar más tiempo en familia. Por lo tanto, ¡Felices Fiestas!

Invito a cualquier madre, padre o cuidador a que deje sus experiencias y consejos sobre este tema debajo, en los comentarios.

¿Autismo o TEA?

Se denomina TEA (Trastornos del Espectro Autista) a un conjunto de trastornos del neurodesarrollo entre los cuales se encuentra el denominado autismo clásico o típico.

España se guía por dos criterios diagnósticos:

1. La clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

2. El DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales) establecido por la Asociación Psiquiátrica Norteamericana, que constituye el sistema más utilizado para la investigación internacional de calidad.

Siguiendo este último criterio, hasta el año 2013 (en su cuarta versión, DSM-IV-TR) el autismo se había clasificado dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo, sin embargo, en la actualidad y con la versión quinta y última hasta el momento el autismo se encuentra categorizado como TEA. Además también se han modificado algunos criterios de diagnóstico.

El DSM-5 unifica bajo el epígrafe Trastornos del Espectro Autista todos aquellos trastornos que la versión antigua clasificaba como Trastornos Generalizados del Desarrollo, excepto el Trastorno de Rett, que desaparece en TEA.

En conclusión, según la última versión del DSM el TEA incluye:

TRASTORNO AUTISTA

TRASTORNO DE ASPERGER

TRASTORNO DESINTEGRATIVO INFANTIL

TRASTORNO GENERALIZADO DEL DESARROLLO NO ESPECIFICADO

Tener un diagnóstico de autismo nos servirá para proporcionar a la persona con autismo, a la familia y a los profesionales un plan de actuación global y una adecuada respuesta educativa para mejorar la adaptación social y emocional en la vida adulta.

No olvidemos que el autismo, aunque se desconocen las causas exactas de su origen (a pesar de que hay evidencias de distintos factores genéticos y ambientales), se gesta en el vientre de la madre o durante la infancia (suele manifestarse antes de los 3 años) y durará toda la vida.